Metafóricamente, construir puentes equivale a crear nuevas oportunidades, conexiones y caminos. Los primeros puentes posiblemente surgieron de forma natural con la caída de troncos sobre ríos o depresiones naturales, y el ser humano ha estado construyendo estructuras rudimentarias para superar obstáculos desde la prehistoria. Los avances tecnológicos han hecho posible la construcción de puentes impresionantes y esculturales, que juegan un papel clave en la conectividad. Ya que habitualmente necesitan superar grandes vanos, con pocas posibilidades de soporte, estructurarlos no es una tarea tan sencilla. Sin embargo, ¿qué pasa cuándo, más que una conexión entre dos puntos, el puente es también un edificio con un programa complejo? ¿Cómo se puede estructurar?